Para Pepe Aguilar, encontrar un lugar en el mundo no fue difícil. El balance entre arte y comercio llegó naturalmente, de una manera orgánica.

Nutriéndose, claro está, de todo lo que significa ser un cantante y compositor con ventas globales de más de 15 millones de discos. Y además, ser el hijo de dos íconos mexicanos: Antonio Aguilar, ‘El Charro de México’, y Flor Silvestre, la inolvidable estrella de la música y de la pantalla grande.

Pepe pasó toda su niñez en Zacatecas estudiando la primaria en Tayahua y la secundaria y preparatoria en “el camino”, mientras viajaba con su familia, con maestros particulares. Inquieto y soñador, empezó a componer canciones en 1984. “Desde muy pequeño supe lo que quería: ser cantante, estar en medio del espectáculo”, contando siempre con la comprensión de su padre, quien lo ha estimulado a “sacar las cosas que cada quien se merezca por su trabajo y nada más que por su trabajo”.

“Mi padre y yo compartimos el respeto a las tradiciones, pero no sólo las musicales”, enfatiza. “También las tradiciones de la familia, de la historia, de ciertas formas y maneras de ser que nos resultan imprescindibles. La carrera de mi padre ha sido una gran inspiración para mí. Antonio Aguilar se partió la cara, se jugó el todo por el todo para dignificar la música Mexicana en países que no eran de él”. Y cantando fue llegando Pepe al corazón de millones de fanáticos que ahora, una leyenda él mismo en sus 52 años, continúa el legado de su padre.

Charrería, Campeón de Charro y Cine

Pepe Aguilar en 1985 formó el equipo de charrería El Soyate, nombre del rancho donde vivió la familia Aguilar, en Zacatecas. “Con ese equipo ganamos un campeonato nacional y mundial de charrería en 1992, y en siete años obtuvimos un total de cinco campeonatos regionales. Tenemos la marca de más puntuación en la historia de la charrería, un montonal de logros. Esa ha sido una de mis mayores satisfacciones”, recuerda el artista, quien al hablar del traje de charro lo hace con mucho respeto.“En él hay mucha tradición, mucha escuela, mucha sangre y mucha lucha. Lucir el traje de charro es vestirme de México, vestirme de mi patria. Lo respeto a mas no poder”, agrega con sincera emoción.

Otra de las facetas artísticas de Pepe Aguilar es su labor como actor y productor de cine. “Soy charro de toda mi vida y toda mi vida mi ideal ha sido ser cantante. ¡Lo que soy! Si, además, he actuado en el cine es porque en la familia tenemos dos compañías productoras, Producciones Aguila y Producciones Talileo (mi papá es Tauro; mi hermano Libra y mamá y yo somos Leo), y salió como una consecuencia. Hacer cine era lo normal, como medio de comunicación. Hice cine, porque es una de las experiencias artísticas más hermosas. Participé en 14 películas, tres de ellas a nivel estelar. Si hay una próxima película tengo que hacerla completamente preparado. Como artista, si no hago un trabajo creativo suficientemente bueno prefiero no hacerlo. Con esto quiero decir que de aquí en adelante me voy a dedicar el cien por ciento a cantar”, afirma. A su juicio, la película mejor lograda de su filmografía es la más reciente, La Sangre de un Valiente, con guión original de Ricardo Garibay. Otra que recuerda con mucho cariño es la de su debut en la pantalla grande, El hijo de Lamberto Quintero. En 2015, Pepe Aguilar produjo el cortometraje documental Flor Silvestre: su destino fue querer en que su madre, Flor Silvestre, comparte su carrera artística y vida familiar.

Influencia del rock

Pepe no es un hombre común. Es un artista que en las portadas de sus álbumes aparece vestido de charro y en la contraportada se viste con un traje negro al estilo neoyorquino; una parte de su identidad artística que comenzó musicalmente temprano en su vida. En sus créditos lo mismo aparece un mariachi que una orquesta sinfónica. En su estudio de grabación la vihuela y el guitarrón acompañan las guitarras eléctricas y los saxofones. Por eso no debe sorprendernos que su primera producción discográfica, lanzada en 1987, fuera un álbum de rock con su banda “Equs”, en el cual de diez canciones, ocho eran suyas. Desde ese entonces su amor por el rock aunado a su sentido empresarial, lo llevó a formar un sello discográfico de rock. Al margen de las giras internacionales ya realizadas con sus padres y su hermano Toño, esa fue también la primera etapa de su impresionante desarrollo artístico.

Pepe Aguilar, a los 9 años, ahorrando dinero por sí mismo y sin que nadie se lo propusiera, a escondidas, compró una batería. Fue el primer instrumento que tocó… Fue también el primer síntoma de su fascinación con el rock and roll, una etapa en que su padre no lo apoyó, pero jamás lo bloqueó o le cerró una puerta. Fue un periodo que duró cinco años y en que actuó junto a su propio grupo. Y eso, aunque parezca insólito, lo ayudó de manera decisiva en su carrera. “Yo no sería lo que soy sin haber vivido esa experiencia. Al rock le debo muchas cosas. En mi faceta de productor, he seguido grabando grupos de rock y haciendo música para películas y obras de teatro. Sin haberme metido en esa música nunca hubiera podido hacer lo que estoy haciendo ahora. Fue importantísima en mi vida”, afirma, en tiempo muy presente. Ese paso por el rock y su regreso definitivo a la música ranchera es una clara demostración de la versatilidad de Pepe Aguilar, un cantante de extraordinario éxito.

“El rock está dentro de mi trasfondo musical”, cuenta Aguilar. “Mi hermano, quien es ocho años mayor que yo, me hizo conocer esta música que yo supuestamente no debía escuchar a los siete u ocho años, Pink Floyd, The Who, por mencionar algunos”. Es por eso, que hoy día, dice el intérprete, el rock define su sonido particular. “El rock ha sido mi inspiración y mi mejor arma”, expresa. “El sonido de mi música mexicana tiene ese sello de distinción por el rock. Yo produzco y escribo mis canciones basadas en el rock”.

Por suerte para sus fanáticos el sonido tradicional mexicano sobrepasa ese sonido de las guitarras eléctricas. “Regresé a mis raíces porque en el escenario y como intérprete, la música mexicana hace hervir mi sangre”, explica. “Soy de familia mexicana bien pero que bien tradicional, y a pesar de que tengo varias influencias musicales y culturales ningún género me llena tanto como el que canto hoy día”. 

Muchos son los capítulos importantes que demarcan su trayectoria. Su primer álbum tradicional titulado Pepe Aguilar Con Tambora se lanza en 1990 y tiene una interpretación vocal tan distintiva que inmediatamente transforma el panorama musical. Pero no fue hasta el año 1998 que su carrera explotó a otro nivel con su ahora clásico Por Mujeres Como Tú, del cual vendió 2 millones y medio de copias manteniéndose 52 semanas en el Top 20 de Billboard.

Impacto en la industria de la música

La trayectoria de Pepe Aguilar avanzó en paralelo con la transformación absoluta de la industria discográfica durante los últimos 34 años. Cuando dio sus primeros pasos en el negocio de la música, Pepe lo hizo grabando discos para una compañía que funcionaba con una estructura tradicional. Ya desde entonces, parafraseando al maestro Rubén Fuentes “Pepe Aguilar marca un antes y un después en la música Mexicana”. Pero la llegada del nuevo milenio vino acompañada de una explosión cultural sin precedentes. La revolución digital, las redes sociales y el colapso de los viejos modelos financieros le insinuaron a Pepe una verdad inconfundible: convertirse en artista independiente no era una opción, sino más bien la única manera de sobrevivir.

Pepe, cosechando rápidamente los beneficios de la libertad artística, empezó a producir su música y conciertos pensando sólo en sus admiradores, sin tener que responder a los caprichos de ninguna multinacional. Se convirtió en dueño de su catálogo de canciones, creó su propia estación de radio y se rodeó de colaboradores idóneos. Su labor sigue dando resultados y están a la vista.

Trascendiendo las fronteras musicales

Considerado por los críticos de todos los grandes periódicos y revistas de los Estados Unidos y México como “una verdadera estrella de la música latina”, Pepe ha cosechado una impresionante cantidad de galardones: cuatro premios Grammy y cinco premios Latin Grammy, trece premios Lo Nuestro – incluyendo el codiciado “Premio A La Excelencia”, y varios premios Latin Billboard, entre los que se encuentra un reconocimiento especial por su legado musical. Quince de sus grabaciones han alcanzado la cima de las listas de popularidad de la revista Billboard, ampliando los límites del género ranchero y seduciendo a estaciones de radio que nunca antes le habían abierto las puertas a este tipo de música.

Pero la demostración definitiva de que Pepe había trascendido las fronteras de México para dejar una marca eterna en la cultura internacional fue la incorporación en 2012 de su propia estrella en el Paseo de la Fama en Hollywood, al lado de celebridades provenientes de todos los rincones del planeta, así como su propia exposición en el Museo del Grammy en el 2014, convirtiéndolo en el primer artista mexicano en contar con una muestra así, la cual estuvo disponible durante un año en el lugar.

Más allá de su éxito como cantante, Pepe ha celebrado su amor por la música – todo tipo de música, desde el rock hasta la electrónica – colaborando en carácter de compositor y productor con grandes de la música latina como Julieta Venegas, Lupita D’Alessio, Ely Guerra, Edith Márquez, entre otros. Incursionando en la televisión, aceptó el desafío de componer los temas para el Premio OYE y el Teletón de México.